
Sabemos que en el núcleo de nuestras células tenemos la información genética heredada que nos define y nos caracteriza. Éste ADN nuclear se origina en los animales como resultado de la unión de dos gametos conocidos, el óvulo y el espermatozoide.
La información genética de ambos padres se “mezcla” durante un proceso que incluye la recombinación cromosómica o crossing over. Aquí, los cromosomas intercambian secciones de su ADN dando origen a una variabilidad impresionante. Por ello, tenemos rasgos parecidos a nuestros padres, pero no existe posibilidad de que salgamos idéntico solo a uno de ellos.
Sin embargo, la información genética presente en el núcleo de nuestras células no es la única presente en nuestro organismo. Localizada también en las células, están las mitocondrias, organelas bien conocidas por ser motores energéticos, dado que producen la mayor parte del ATP (combustible energético) que requiere la célula, y en donde también encontramos ADN.
El ADN mitocondrial no es heredado de ambos padres ni mucho menos mezcla de ellos. Este ADN es pura y exclusivamente heredado de nuestra madre. Las primeras mitocondrias presentes en los primeros segundos posteriores a la unión de los gametos provienen del óvulo de la madre. Así es que, nuestro ADN mitocondrial, proviene de mamá. Tenemos entonces, más información genética por herencia materna que paterna? Bien, esa es una pregunta que generaría un gran debate.
Imagen: Microfotografía electrónica de una mitocondria. (http://www.genomasur.com/lecturas/Guia09.htm)
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